viernes, 22 de junio de 2012

Cortázar también es#132


Paseándose lenta y solidariamente entre las marchas estudiantiles de la “primavera  mexicana”, el fantasma de Cortázar fue rápidamente avizorado por un ambicioso y joven reportero, quién no dudó en acercarse para obtener una entrevista de la célebre ánima. Mientras se acercaba, iba pensando que quizá este reportaje lograría sacarlo de la  mediocre rutina de la cápsula diaria sobre el tráfico en el noticiero de las 10 am, ganar un premio nacional de periodismo, volverse titular del noticiero de las 10 pm y quizá tras el reconocimiento obtenido, por fin invitar a salir a la guapa morena que da las noticias sobre el clima.

-Señor Cortázar-increpó el periodista al espectro del escritor, acercando demasiado el micrófono a la etérea  figura- ¿qué piensa de las movilizaciones estudiantiles? ¿Cómo ve al movimiento #132? ¿Realmente es apartidista y de organización horizontal o es más bien sólo producto de la coyuntura electoral? ¿Hacia dónde piensa que deberían dirigirse sus aspiraciones? ¿Cuáles cree que sean sus posibilidades reales de acción y transformación?

El periodista lanzó las preguntas a la misma velocidad que se lanzaban los flashazos de la cámara contigua.  Julio Cortázar aspirando suavemente el humo de su cigarrillo y respondió pausadamente:

-“Hacemos cosas, pero contarlo es difícil porque falta lo más importante, la ansiedad y la expectativa de estar haciendo las cosas, las sorpresas tanto más importantes que los resultados[…].
Contar lo que hacemos es apenas una manera de rellenar los huecos inevitables, porque a veces estamos pobres o presos o enfermos, a veces se muere alguno o (me duele mencionarlo) alguno traiciona, renuncia, o entra en la Dirección Impositiva.  Pero no hay que deducir de esto que nos va mal o que somos melancólicos.  Vivimos en el barrio de Pacífico, y hacemos cosas cada vez que podemos.  Somos muchos que tienen ideas y ganas de llevarlas a la práctica[…]. En el fondo nos importa poco, lo único que vale es hacer cosas, y por eso las cuento casi sin ganas, nada más que para no sentir tan de cerca la lluvia de esta tarde vacía.”

El fantasma de Cortázar dio por terminada la entrevista y siguió su marcha. El periodista quedo ensimismado y absorto en sus pensamientos: La respuesta no gustaría a las televisoras.  Comprendió que terminaría quedándose con la diminuta cápsula diaria sobre el tráfico en el noticiero de las 10 am y sin atreverse a dirigirle la palabra a la guapa del clima.

1 comentario:

  1. Hey! más respeto con las guapas del clima jajaja. Nuestra civilización las ama y necesita. Hasta Cortazar lo sabe, sino no saldría un día como hoy con un paraguas en mano.

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