Nos avisaron un domingo por la tarde. La desintegración de lo material, de nuestra realidad, del mundo que conocíamos, era irremediable.
No hubo indicaciones, instrucciones, ni sugerencias. Estábamos sólos, esperando el momento en que el proceso final comenzara. Quise llevarme un recuerdo, ¿a dónde? no lo sabía, pero necesitaba tenerlo conmigo. Salí al jardín. Fue la última vez que estuve ahí. Recogí varias semillas de mi árbol favorito y cuando esperaba el final adentro de la casa, empecé a hacer una pulsera con ellas. De pronto lo sentí. El final comenzó justo cuando terminé de hilar el recuerdo que llevaría conmigo. Escuché la tierra temblar y sentí vibrar al cielo cuando el atardecer todavía no era cercano. Desde la ventana vi al último árbol derrumbarse y empezamos a correr sin mirar atrás, a esa casa de infancia que a mis espaldas dejaba de existir.
Corrí con todas mis fuerzas hacia el sendero izquierdo que contrario a los demás no se estaba demoliendo, sólo se estaba desfragmentando. En ese momento entendimos que de cada fragmento desprendido se construiría un nuevo lugar !y tenías la posibilidad de escogerlo! Saltamos al fragmento de la memoria, cuando empezaba a alejarse. Aún no llegabas. Habías salido desde la noticia del final a tratar de ayudar, a ver en que podías ser útil en esas últimas horas. Escogimos el fragmento de la memoria, porque queríamos recordar todo para llevarlo a ese otro lugar... y seguías sin llegar. Nos desplazábamos cada vez más rápido y simetricámente con esa rapidez aumentaba mi angustia por no verte aparecer por ningún lado. Llegaste al atardecer, en el momento final de mi impaciencia y en el momento final de la destrucción saltaste, con tu bata blanca y esa sonrisa tranquilizadora que logró calmar mis sentidos y relajarme mientras transitábamos hacia el refugio de la memoria.
las catastrofes naturales siempre son trsites, pero de ellas pueden salir bellas palabras que nos acompañen en nuestro corto o largo camino de vida, tu lo has hecho, tu cuento es ahora como un refugio literario para quienes lo leemos.
ResponderEliminarHe de confesar que no puedo describir los sentimientos que me embargaron al leer la ultima frase "con tu bata blanca y esa sonrisa tranquilizadora que logró calmar mis sentidos y relajarme mientras transitábamos hacia el refugio de la memoria", esa frase es por más mística, por que la memoria, como tu lo has dicho, es un lugar mágico donde se pude guardar todo... la memoria es nuestra historia personal... muy buen cuento sara, sigue así, por eso te quiero =)
Hablando de copiar nombres de canciones, asi se llama una de Canseco, de cuaquier forma me gusto el cuento.
ResponderEliminar