lunes, 31 de agosto de 2009

Te miro y veo que ya no hay esperanza

En las manos estarán dibujadas caricias que nunca fueron, habrá millones de sonrisas que se perderán en las comisuras de los labios, palabras de aliento que no se escucharán debido a la distancia entre nuestros cuerpos.

El adiós estará presente en cada noche, mañana, tarde y madrugada que no llegará a vernos juntos, en cada no-lugar donde nunca nos encontraremos, en cada insomnio en el que no volveré a nombrarte.
No estarás más en el frasco verde-azulado donde suelo guardar las memorias cristalizadas. Sabré dónde estás, pero no te iré a buscar. Me quedaré dónde estoy, encerrada entre el eco de palabras tantas veces repetidas.

No volverás a contar los lunares sobre mi piel desnuda, ni volverán a servirte de guía para recorrer con tus labios mi piel. No serás una emoción que perdure y se vuelva parte del alma y no volveré a escribir en el sudor de tu espalda lo mucho que te quise, que te quería.

Ahora que te observo con los oídos me doy cuenta que no me gustas más. Antes eras un siempre, siempre. Ahora, eres un ¡ya basta! un ¡ya no más!

La espera terminó. Cada palabra dicha entre nosotros nunca volverá a ser repetida, se perderá en el vacio del ayer. Ahora, eres como la oruga que nunca será mariposa.
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1 comentario:

  1. Sara me encató tu poema, es muy triste pero muy bello. Escribes poesía de manera destacable.

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