sábado, 5 de septiembre de 2009

El domingo dejaste de existir

Alguna vez me escribiste:
"Siempre nos queda el domingo... Te espero con denuedo."


Este domingo después de esperar, yo te escribo:
"para mí dejaste de ser lo que eras",
después del llanto más estrepitoso con sabor entremezclado a sal y derrota.


Te quise y te esperé tanto tiempo.
Te esperé casi un año entero
mientras el año esperaba terminar,
esperando entre lluvias de septiembre
que esperaban a que llegara el invierno
para comenzar a esperar su próximo ciclo.

Te esperé en selvas chiapanecas,
que esperaban que sus gritos esperanzados fuesen escuchados.
Te esperé entre botellas vacías que esperaban ser desechadas.
Te esperé entre salones repletos de estudiantes
que a su vez esperaban algo
(quien sabe qué, todos estabamos tan ocupados esperando,
como para hablar entre nosotros de lo que esperabamos).

Te esperé desde siempre
en una noche, en varias tardes,
en ninguna parte y en todos lados,
entre tantas caras y entre ninguna.

Este domingo, me cansé de esperar (te),
cuando esperaba sentada
junto al resto de ese árbol de hojas y semillas de colores
que a su vez espera pronto convertirse en un puñado de cenizas coloreadas.

A diferencia de otros domingos,
a partir de éste,
ya no esperaré ese incierto encuentro,
al contrario, espero ya no verte más.

Y ésta, mi memoria más antigua, espera olvidarte.

1 comentario:

  1. Qué fuerte y profundo!!! Soy fan de tu blog Sara, definitvamente lo digo en serio!!!

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