Ayer esa parte de mi conciencia que se esmera en estar oculta, irrumpió en el momento menos esperado, formulando una de las preguntas incómodas que siempre realiza en las situaciones menos oportunas.
Esa conciencia, que primero toma la forma de un chico alto y robusto, en el siguiente instante es una niña de 7 años, despúes es esa morena de pelo chino en forma de nube y termina siendo ese cuculustle con la sonrisa más provocadora que yo haya visto jamás, cuestionó:
-¿Y para quién son todas esas entradas que hasta ahora has subido al blog?
Uno de mis yo, el más soñador de todos replicó:
-¿Para quién?-Son para alguien que no fue.-Son para alguien que no es.-Son para alguien que no quiso ser.-Son para alguien que quiso ser y yo no dejé que fuera.-Son para alguien que quise que fuera y no fue.-Son para alguien que nunca será.-Son para alguien que actualmente es y-Son para alguien que dejará de ser.
Al terminar de responder, esa parte tan soñadora de mí, dijo para sus adentros:
-En el fondo, acompañando a cada uno de esos "alguien", siempre he estado yo.
Sería posible dividirnos en cuatro categorías, según el tipo de mirada bajo la cual queremos vivir (...)
ResponderEliminarLa cuarata categoría, la más preciada, la de quienes viven bajo la mirada imaginaria de personas ausentes. Son los soñadores.
.
.
.
Por otra parte...
El nombre. ¿si no me nombran no existo de verdad? EL nombre es el signo del alma (al menos eso dicen) y Haku se esmera en remarcar la importancia de nunca olvidar tu nombre.
Las personas, si no tienen nombre no pueden escribirlo.
No es fácil converirse en otra persona , pero sí tomar un nombre distinto.
No es que yo no tuviera un nombre pero dejé de necesitarlo y lo olvidé (o lo cambié o me cambió o me encontró)
..... mmmm no dejo de pensar en eso.
Ya luego te cuento la historia "Mi nombre se escribe con S"